Lo que debemos hacer para orar de una manera eficaz es lo
que hizo Nehemias:
- Lo primero que él hizo fue reconocer la grandeza
de Dios.
- Rogó a Dios que atendiera sus suplicas.
- Reconoció su estado de falta y pidió perdón al
Señor.
- Inmediatamente pide perdón, Nehemias asume por
la palabra que Dios lo perdono y presenta al Señor sus peticiones.
Por lo tanto los pasos son:
- Reconocer la grandeza de Dios.
- Rogar a
Dios que escuche nuestras peticiones.
- Pedir perdón si hemos pecado conciente o
inconcientemente.
- Presentar nuestras peticiones.
- Y de mi parte, te recomiendo que des gracias a
Dios por haber escuchado y atendido tu oración, con la fe de que él te
responderá a su tiempo, cuando te convenga y que esa respuesta será la que
te conviene.
`´
Recuerda que siempre debes pedir de acuerdo a la palabra de Dios, o sea no le
puedes pedir a Dios una pistola, que tus padres te dejen ir a una discoteca,
que tu vecino se muera o que al que se rió de ti le caiga un rayo. Pero sí
puedes pedir cosas como: ¡que te den aprueben una beca para ir a la mejor
universidad, que te llamen de un trabajo al cual llevaste un currículo, que
Dios sane a una persona o a ti de una enfermedad, que el Señor te provea para
un carro o una jepeta, que te ayude a ir a la iglesia los sábados y domingos,
etc.´´
Bueno
los primeros ejemplos déjame decirte que no se te cumplirán aunque te vallas a
los desiertos de Arizona, México y Egipto a orar, pero los segundos ejemplos si
se te cumplirían. Te digo esto porque los primeros no van de acuerdo con la
palabra de Dios, y los segundos ejemplos si (y son buenos deseos).
´´
Recuerda: sino te conviene lo pedido a Dios, la respuesta será no, por mas
buena que te parezca tu petición, Dios sabe lo que hace, pero si te conviene,
la respuesta será si. ´´
Leemos Nehemias 1.
Nehemías ora en favor de su pueblo
1 Ésta es la historia de Nehemías, hijo de Hacalías. En el año veinte del reinado de Artajerjes, en el mes de Quisleu, yo, Nehemías, estaba en la ciudadela de Susa 2 cuando llegó mi hermano Hananí con unos hombres que venían de Judá. Entonces les pregunté por Jerusalén y por los judíos que habían escapado de ir al destierro. 3 Y me contestaron: «Los que escaparon de ir al destierro y se quedaron en la provincia, están en una situación muy difícil y vergonzosa. En cuanto a Jerusalén, la muralla ha sido derribada y sus puertas han sido destruidas por el fuego.»
4 Al escuchar estas noticias, me senté a llorar, y por algunos días estuve muy triste, ayunando y orando ante el Dios del cielo. 5 Y le dije: «Señor, Dios del cielo, Dios grande y terrible, que mantienes firme tu alianza y tu fidelidad con los que te aman y cumplen tus mandamientos; 6 te ruego ahora que atiendas a la oración que día y noche te dirijo en favor de tus siervos, los israelitas. Reconozco que nosotros los israelitas hemos pecado contra ti; ¡hasta mis familiares y yo hemos pecado! 7 Nos hemos conducido de la peor manera ante ti; no hemos cumplido los mandamientos, leyes y decretos que nos diste por medio de tu siervo Moisés. 8 Recuerda que le advertiste que si nosotros pecábamos, nos dispersarías por todo el mundo; 9 pero que si nos volvíamos a ti y cumplíamos tus mandamientos, poniéndolos en práctica, aun cuando fuéramos esparcidos hasta el último rincón del mundo nos recogerías de allí y nos llevarías de nuevo al santo lugar que escogiste como residencia de tu nombre.
10 »Nosotros somos tus siervos y tu pueblo, que rescataste con tu gran poder y fortaleza. 11 Te ruego, pues, Señor, que atiendas a mi oración y las súplicas de tus siervos, cuyo único deseo es honrarte. Te pido también que me des éxito y despiertes hacia mí las simpatías del rey.»
¡Continuara!
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